El régimen argelino ejemplifica un flagrante doble rasero. Mientras Francia se prepara para entregar una lista de 650 ciudadanos argelinos implicados en graves actos delictivos, Argelia sigue negándose a aceptarlos y los devuelve a Francia.
Estos individuos, que son objeto de las OQTF y las ITF, son considerados peligrosos y representan una amenaza comprobada para el orden público y la seguridad en Francia.
Al mismo tiempo, Argelia sigue solicitando la extradición de Abdesselam Bouchouareb, ex ministro de Industria y Minas de Bouteflika, quien se enfrenta a cinco condenas de prisión por un total de 100 años. Se trata de nada menos que seis solicitudes de extradición, todas rechazadas por Francia, mientras que el ex ministro se encuentra gravemente enfermo, lo que plantea dudas sobre las intenciones de la “justicia” argelina.
Esta incoherencia pone de relieve el principio del “doble rasero”: por una parte, la voluntad de enfrentarse a Francia y librarse de sus criminales, y por otra, un celo excesivo para atacar a un ex ministro cuyo estado de salud es preocupante. Una situación que no parece molestar a un régimen que se empeña en encarcelar a octogenarios sufridos, como el preso de conciencia Boualem Sansal, para ajustar cuentas
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