Esta revelación, de considerable alcance estratégico, arroja luz sobre las ramificaciones desconocidas del aparato paramilitar construido por Teherán en los últimos años. La participación del Frente Polisario -movimiento separatista apoyado por Argel- en esta nebulosa proiraní plantea nuevas preocupaciones sobre la exportación de la influencia chiíta más allá de la Media Luna Fértil.
Irán habría formado, en territorio sirio, a varios cientos de miembros del Frente Polisario como parte de un dispositivo paramilitar transnacional destinado a servir a sus intereses estratégicos en el Levante, afirma una investigación del Washington Post basada en fuentes de seguridad europeas y regionales.
Estas revelaciones se producen cuando las nuevas autoridades sirias, de la coalición islamista que derrocó a Bashar al-Assad en diciembre de 2024, continúan el desmantelamiento de las redes clandestinas construidas por el antiguo poder con la ayuda de Teherán. Fue a lo largo de estas operaciones, llevadas a cabo en las regiones desérticas del centro y este de Siria, que las fuerzas de seguridad habrían detenido a varios contingentes de combatientes afiliados al movimiento separatista apoyado por Argel.
Un alto funcionario de seguridad regional, citado bajo condición de anonimato, precisa que estos elementos del Polisario habrían sido enviados desde Argelia a campos de entrenamiento supervisados por la Fuerza Al-Qods del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI). Allí habrían recibido una instrucción militar avanzada, incluyendo técnicas de sabotaje, guerra urbana e inteligencia asimétrica. Su presencia ha sido señalada en particular en los alrededores de Palmyra, Qousseir y Deir ez-Zor, zonas estratégicas que antes estaban en manos de las milicias chiítas proiraníes.
Guerra de influencia
Según un diplomático occidental con asie de destado en Beirut, esta implicación de la Polisario y de varios grupos terroristas en el dispositivo iraní entra en una lógica de difusión de la influencia revolucionaria más allá del perímetro tradicional de la Media Luna Chiíta. También revela el alcance de las alianzas tejidas por Teherán con formaciones armadas no estatales, independientemente de su anclaje confesional.
En Damasco, los funcionarios de seguridad interna creen que el antiguo régimen había hecho de Siria una encrucijada de convergencia para grupos extranjeros que operan al servicio de agendas externas, en contra de toda soberanía nacional”. Lo que hemos descubierto desde la caída del régimen va más allá, por su complejidad y escala, de lo que sospechamos”, dice un alto oficial sirio desplegado en la región de Palmyra. “Se habían requisado hoteles enteros para alojar a contingentes extranjeros. “A uno de ellos, abandonado a toda prisa, todavía llevaba los eslóganes de propaganda de una milicia chiíta afgana
En el corazón de esta arquitectura militar informal, el Polisario aparece como uno de los eslabones más inesperados y preocupantes. Para muchos observadores, esta connivencia estructural entre un movimiento separatista terrorista y los servicios paramilitares iraníes ilustra los objetivos ahora transregionales, pero frustrados, de Teherán
