Durante un debate parlamentario celebrado el martes 1 de abril en la Cámara de los Comunes británica, la cuestión del Sáhara Marroquí volvió a plantearse a través de una pregunta dirigida por el diputado conservador Andrew Mitchell al ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy. Mitchell cuestionó si el Gobierno Británico adoptaría una posición similar a la de Estados Unidos, Francia y España, al apoyar la propuesta de Autonomía de Marruecos como solución al conflicto artificial.
En respuesta, Lamy confirmó que hay conversaciones en curso con los que describió como “amigos marroquíes”, destacando la complejidad del asunto y enfatizando que “la posición británica no ha cambiado respecto a su posición anterior, pero sigue bajo revisión”.
Estas declaraciones han suscitado especulaciones sobre un posible cambio en la política exterior británica hacia el reconocimiento de la Soberanía Marroquí sobre el Sáhara, especialmente dada la creciente dinámica internacional en torno a la cuestión del Sáhara Occidental.
La propuesta Marroquí ha recibido un apoyo creciente de países influyentes, mientras que Marruecos ha fortalecido sus relaciones estratégicas con Gran Bretaña tras su salida de la Unión Europea.
Con los crecientes intereses comunes entre los dos países, particularmente en áreas de energía y comercio, los analistas creen que Gran Bretaña puede encontrarse ante una oportunidad de reevaluar su posición tradicional, en particular dada la presión interna de algunos parlamentarios y la tendencia global de apoyo a la solución Marroquí.
El analista académico y político Mohamed El Omrani Boukhbeza cree que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea le ha dado una mayor flexibilidad para formular su política exterior, libre de las restricciones europeas anteriores.
Marruecos destaca como un “socio estratégico que ofrece las mejores opciones para la consecución de los intereses británicos, gracias a su legado histórico, estabilidad política y extensa red de relaciones internacionales con países como Estados Unidos, China y la Unión Europea”.
Boukhabza destacó que Marruecos estipula el respeto de su integridad territorial como base de cualquier asociación, citando la visión del Rey Mohammed VI de ver el mundo desde la perspectiva de la soberanía nacional. Señaló que Gran Bretaña, por su parte, “es muy consciente de esta condición y busca alinear su posición con la tendencia global de apoyo a la iniciativa de autonomía”, que ha sido adoptada por grandes potencias como Estados Unidos y Francia. Agregó que este acercamiento “puede empujar a Londres a reevaluar su política para alinearse con sus aliados”.
El mismo analista destacó que las relaciones entre Marruecos y Gran Bretaña “están experimentando un importante desarrollo”, especialmente en el campo de las energías renovables, con un proyecto masivo para conectar a Gran Bretaña con las fuentes de energía de la región de Guelmim.
Destacó que las declaraciones de Lamy “indican un camino positivo hacia la adopción de una posición similar a la estadounidense, apoyada en intereses compartidos y en la presión internacional”.
Por su parte, Mohamed Aberkane, profesor de ciencias políticas en la Escuela Politécnica de Nador, relacionó el posible cambio de postura británica con “la creciente presión interna de los diputados del Partido Conservador que piden el reconocimiento del Sáhara Marroquí, inspirados en las posiciones de aliados como Estados Unidos, Francia y Alemania”.
En una declaración, Aberkane señaló que estos llamamientos “se producen a la luz de los éxitos Diplomáticos Marroquíes que han convencido a las principales potencias de la Soberanía de Marruecos sobre sus provincias del sur, lo que refuerza el aislamiento de los partidos opositores y debilita el argumento separatista”. Recordó también “la credibilidad y fiabilidad de Marruecos como socio internacional, basada en sus posiciones moderadas y su reputación positiva en el escenario mundial”.
El portavoz continuó en el mismo contexto que estas características, junto con el enfoque pragmático de los políticos británicos, “proporcionan una base sólida para reevaluar la posición británica, especialmente con el descenso del reconocimiento de la entidad ficticia y el creciente apoyo internacional a la posición Marroquí”.
El mismo profesor universitario cree que la dinámica actual “puede llevar a una revisión positiva de la posición británica, y quizás a un reconocimiento explícito del Sáhara Marroquí, siguiendo el ejemplo de las grandes potencias”, subrayando que este cambio “no solo fortalecerá las relaciones bilaterales, sino que también contribuirá a promover la estabilidad y el desarrollo en la región del Mediterráneo Occidental y el Atlántico, beneficiándose de la asociación histórica entre ambos Reinos
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