Los campamentos de Tinduf, en sur de Argelia, viven protestas populares y disturbios sin precedentes tras una nueva masacre cometida por las fuerzas del ejército argelino contra civiles saharauis el pasado miércoles, que dejó dos personas muertas y al menos otras nueve heridas.
Al respecto, fuentes locales informan que estos sangrientos acontecimientos provocaron una ola de protestas populares masivas dentro de los campamentos, en medio de una condena generalizada al silencio de la dirección del Frente Polisario y su fracaso en desempeñar algún papel en la protección de los residentes de los campamentos de los repetidos ataques.
Según testimonios procedentes del interior de los campamentos y la circulación de un vídeo documentado y a cuyas grabaciones de audio hemos tenido acceso, demuestra las familias de las víctimas y la población saharaui, manifestándose y formando grupos de presión, exigiendo una investigación sobre las circunstancias del crimen y la rendición de cuentas de los responsables.
Esto es especialmente cierto dado el creciente resentimiento hacia las autoridades argelinas, que siguen reprimiendo a la población, en medio del sospechoso silencio y la colaboración de la cupola del Polisario, que ahora es vista ampliamente como un cuerpo subordinado que carece de poder de decisión soberano o de voluntad propia de defender a aquellos que dice “representar”.
Voces indignadas en los campamentos alzaron consignas sin precedentes exigiendo el fin del prolongado sufrimiento de los saharauis y pidiendo la aceptación de la solución política propuesta por el Reino de Marruecos a través de la iniciativa de Autonomía, si continuaban viviendo bajo la opresión y la detención perpetuadas por el “liderazgo” corrupto.
En el marco del seguimiento de los acontecimientos relacionados con los derechos humanos, la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEDH) condenó lo que calificó de horrible masacre cometida por el ejército argelino en el barrio de “Al-Arkoub” del campamento de Dakhla, en el suroeste de Argelia, que se saldó con la muerte de dos personas y heridas a otras nueve, tres de las cuales se encuentran en estado crítico.
La asociación explicó, en un comunicado que dispone de una grabación donde una unidad del ejército argelino abrió fuego indiscriminadamente contra civiles saharauis desarmados, en una zona situada a unos 150 kilómetros de Rabouni. Esto provocó una ira generalizada entre los residentes del campamento, especialmente después de que se confirmara la identidad de una de las víctimas.
Fue identificado como el ciudadano saharaui Sayed Ahmed Bilali, residente del distrito de Arkoub.
La asociación de derechos humanos con sede en Madrid pidió “una intervención urgente para proteger a los civiles en los campamentos de Tinduf” e instó a todas las organizaciones y organismos de derechos humanos a “condenar estas acciones y denunciar lo que describió como repetidas intervenciones del ejército argelino contra los residentes de los campamentos”.
Al comentar sobre el asunto, Ramadan Masoud Al-Arabi, presidente de la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos, dijo que lo sucedido en el distrito de Arkoub del campamento de Dakhla encarna “un peligroso deslizamiento en la serie de violaciones a las que se ven sometidos los civiles saharauis dentro de los campamentos de Tinduf”, señalando que “el sospechoso silencio de la dirección del Polisario respecto a este crimen debilita lo que queda de la confianza de los saharauis en quienes dicen representarlos legítima y exclusivamente”.
Ramadan Masoud añadió, en unas declaraciones a los medios que “las protestas que estallaron tras la masacre expresan la creciente ira de los jóvenes saharauis, que ya no aceptan ser meras víctimas de las luchas de poder entre el ejército argelino y la dirección del Frente Polisario”. Subrayó que “la situación de seguridad y humanitaria en los campamentos es cada día más frágil, ante la ausencia de una protección real para la población”.
Respecto a las demandas de los manifestantes, el mismo activista de derechos humanos señaló que «la escalada de peticiones de retorno a Marruecos refleja un profundo cambio en las convicciones de un amplio segmento de saharauis, que ahora consideran que regresar a su patria es la única manera de poner fin a su sufrimiento, dada la continua impunidad y la ausencia de cualquier perspectiva de diálogo en los campamentos».
Por su parte, la Alianza de ONG Saharauis condenó enérgicamente el atroz crimen cometido por una unidad del ejército argelino dentro de los campamentos de Tinduf, señalando que lo sucedido constituyó un “asesinato premeditado” en flagrante desafío a los principios del derecho internacional humanitario.
En una declaración, la coalición condenó lo que describió como el “horrible fracaso” del Polisario a la hora de proteger a los civiles en los campamentos, y su acusación directa de que sus fuerzas de seguridad intervinieron para proteger a los autores de la masacre, ocultaron pruebas y silenciaron cualquier pedido de investigación.
Esto ocurre en ausencia de un estatus jurídico o de protección internacional para los habitantes de estos campamentos, que están rodeados de muros de alambre y arena, sin supervisión internacional que garantice el respeto de los derechos y libertades fundamentales.
La coalición pidió a los mecanismos de las Naciones Unidas y a los países con jurisdicción universal que inicien procedimientos legales contra los implicados en estas masacres. Incluyendo el crimen de quemar a jóvenes saharauis en un pozo de prospección de oro en 2022, y los ataques aéreos contra civiles en la frontera entre Argelia y Mauritania, subrayando que “el silencio internacional sobre estas violaciones alimenta el ciclo de impunidad y socava las posibilidades de una solución política al conflicto”.
En este contexto, Abdelouahab El Kain, presidente de Africa Watch y coordinador adjunto de la Alianza de ONG Saharauis, dijo: “Condenamos enérgicamente los ataques contra civiles saharauis desarmados en los campamentos de Tinduf durante la masacre de Arkoub ocurrida el 9 de abril de 2025, cuando el ejército argelino abrió fuego contra residentes desarmados del campamento de Dakhla, matando a muchos de ellos”. Señaló que “este incidente plantea interrogantes sobre la gestión represiva de los campamentos”.
Al-Kain continuó: “El ejército argelino intervino directamente en los campamentos, en una flagrante violación de los derechos humanos”, y añadió que “las milicias del Polisario no condenaron este ataque; al contrario, ayudaron a reprimir a los manifestantes que exigían el procesamiento de los responsables”.
El mismo activista de derechos humanos señaló en una entrevista, que “las mujeres que protestaban fueron sometidas a una violenta represión por parte de las fuerzas del Polisario, que amenazaron con dispararles para intimidarlas y disuadirlas de protestar por el asesinato de civiles”, subrayando que “este incidente muestra la escalada de violaciones en los campamentos”.
Al-Kain enfatizó que “estas violaciones son similares a lo que ocurre en Gaza, donde los civiles son bombardeados sin piedad”, y añadió: “Es inaceptable que la comunidad internacional siga ignorando estas violaciones y justificándolas bajo cualquier circunstancia”.
El activista de derechos humanos concluyó su declaración diciendo: “Hacemos un llamamiento a una intervención internacional urgente para detener estas violaciones y proteger a los civiles saharauis de la represión continua
عذراً التعليقات مغلقة