Recorrer Marruecos a pie, desde Fez hasta Laâyoune, para celebrar un patrimonio nacional y transmitir un compromiso colectivo: esta es la apuesta lanzada por Khadija Gamraoui, figura de la diáspora franco-marroquí, con motivo de los 50 años de la Marcha Verde. Su iniciativa, denominada “Marcha de las mujeres de la diáspora”, combina símbolos, memoria, feminidad y transmisión intergeneracional.
Hay escalones que no miden su alcance en kilómetros. La que propone Khadija Gamraoui es ante todo una marcha del alma. Cincuenta años después de la Marcha Verde, esta elegida comprometida entre Francia y Marruecos pretende “reavivar el espíritu” de esta epopeya nacional, trazando un nuevo camino, esta vez llevado por las mujeres de la diáspora y del Reino. “Cuando era niño, mi madre me presentaba como el año de la Marcha Al Massira Khadra. Esta historia me ha construido. Hoy es el momento de darle vida de otra manera”, le confiesa a Yabiladi.
Para su 50 aniversario, Khadija elige no soplar sus velas en una sala de recepción, sino en los senderos de la medina de Fez, caminando junto a 50 mujeres. Una etapa fundacional, apoyada por el wali de Fez y otras figuras institucionales, donde el simbolismo tiene por nido el rendimiento. “Caminamos en Moulay Idriss, en Sidi Harazem, en Moulay Yacoub… Tantos lugares que resuenan para los marroquíes del mundo”, dice. Entre estos manifestantes: activistas, mujeres elegidas, deportistas, madres y jóvenes, como esta franco-marroquí de 20 años, boxeadora en París, que lució los colores de la iniciativa durante una carrera en Fez.
Esta marcha no es solo un homenaje. También es un acto político, un gesto ciudadano y cultural, un mensaje dirigido a las nuevas generaciones. “Sentí la necesidad de contarle esta historia a mi hija, a su generación. Muchos no han crecido con estos puntos de referencia. Entonces había que crear un espacio de transmisión”, explica. Cada etapa de esta marcha, que conducirá a Laâyoune y luego a otras tierras africanas, irá acompañada de momentos de intercambio: conferencias, talleres, objetos de memoria, encuentros locales.
Transmisión y memoria patrióticas
En el corazón de este proyecto: las mujeres. Aquellos que, durante décadas, tejen el vínculo entre las orillas, llevan la palabra de la diáspora, se comprometen en la asociación, la política o el deporte. Khadija moviliza esta red de mujeres inspiradoras y socios fieles, desde el Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH) hasta la organización de la carrera Sahraouiya, en la que recientemente ha participado en Dakhla. “Esta carrera entre mujeres me ha trastornado. “Me dio el impulso necesario para lanzar esta marcha, en todo el territorio marroquí ”“.”
La “Marcha de las mujeres de la diáspora” también quiere conectar a los marroquíes del mundo con las realidades del Reino, especialmente en sus provincias del sur. Khadija ya evoca etapas solidarias, como en la región de Al Haouz, duramente golpeada por el terremoto de 2023. “La diáspora respondió presente. Hoy, también puede volver físicamente a estos territorios, con un espíritu de reconocimiento y continuidad”.
El proyecto promete ser evolutivo. Otras mujeres se unirán a lo largo de los pasos. Cónsules, autoridades locales, jóvenes en busca de sentido. Y Khadija planea recoger objetos de recuerdo en cada etapa para que los jóvenes franco-marroquíes participen en talleres de escritura para convertirlos en una exposición y continuar la transmisión del mensaje y contribuir a este fresco colectivo.
En resumen: Un par de zapatillas, un paso a otro, para que la historia siga funcionando
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