La Asamblea Legislativa del Estado de Nueva York aprobó una resolución en la que se pedía a la gobernadora Kathy Hochul de proclamara abril de 2025 el “mes de la herencia árabe-estadounidense”, un reconocimiento oficial del papel de esta comunidad en el desarrollo de los Estados Unidos.
Este texto, presentado por el diputado M. de A. Sayegh, subraya la contribución multisecular de los árabes estadounidenses en la esfera médica, jurídica, económica, tecnológica y cultural. También destaca su compromiso cívico y su influencia en la gobernanza del país.
“Durante más de un siglo, los estadounidenses de origen árabe han enriquecido el tejido social de la nación con su trabajo, sus valores familiares y su compromiso inquebrantable con la educación y la diversidad de creencias”, enfatiza la resolución
La esperada proclamación forma parte del “Mes del Patrimonio Nacional Árabe Americano”, celebrado a nivel federal en los Estados Unidos. También trabaja para poner de relieve la necesidad de una mejor comprensión de las realidades vividas por esta población, en particular a través de la educación y las políticas adaptadas.
Entre las figuras destacadas, el texto cita a Ameen Rihani, autora de la primera novela árabe-americana The Book of Khalid (1911), que traza la inmigración árabe al barrio de “Little Syria” en Manhattan, así como a Kahlil Gibran, cuya obra El Profeta, se ha establecido como una de las más traducidas de la historia literaria.
La Asamblea también recuerda que en 1528, un marroquí llamado [Mustafa] Zammouri fue el primer hablante de lengua árabe en pisar suelo norteamericano, cuando estaba esclavizado. También destaca el crecimiento demográfico de esta comunidad, estimada en 3,7 millones de personas en los Estados Unidos, de las cuales más de 200.000 viven en el estado de Nueva York. El árabe es una de las lenguas de más rápido crecimiento en el territorio estadounidense, según la Oficina del Censo.
Por último, la resolución se transmitirá a la gobernadora Kathy Hochul, al Instituto Árabe Americano de Washington, así como al Comité Árabe-Américano contra la Discriminación (ADC).
Marruecos y Estados Unidos, una historia muy antigua
Mustafa Zammouri, más conocido como Estebanico o Esteban el Moro, sigue siendo una de las figuras más enigmáticas y fascinantes de la exploración del Nuevo Mundo. Nacido alrededor de 1503 en la ciudad portuaria de Azemmour, entonces bajo dominio portugués, fue capturado y luego vendido como esclavo a un noble español, Andrés Dorantes de Carranza. Este destino de esclavitud no le impidió desempeñar un papel clave en una de las odiseas más extraordinarias de la historia de Estados Unidos.
En 1527, se vio obligado a acompañar a su amo en la expedición de Pánfilo de Narváez, una misión española dedicada a la conquista de Florida. Este proyecto se convirtió rápidamente en un desastre: entre naufragios, hambrunas y enfrentamientos con los pueblos indígenas, casi todos los seiscientos hombres comprometidos perecieron. Solo cuatro supervivientes, incluido Mustafa Zammouri, escaparon de esta masacre y emprendieron una vaga de casi ocho años a través de las inmensidades del sur de los actuales Estados Unidos y del norte de México.
A lo largo de esta prueba, el Sr. Zammouri se distinguió por su inteligencia, su capacidad de adaptación y su capacidad para establecer contactos con las tribus locales. Gracias a su dominio de las lenguas indígenas y a su conocimiento de la medicina tradicional, adquirió la reputación de un hombre con dotes de curandero, lo que le aseguró la protección y la confianza de muchos pueblos que conoció en el camino.
Con esta experiencia, en 1539 fue enviado como explorador por el virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, en una misión para localizar las legendarias “Siete Ciudades de Cibola”, supuestamente llenas de oro. Sin embargo, al llegar al actual Nuevo México, fue asesinado por los zunis, sin que se conocieran con precisión las razones de su hostilidad hacia él.
Hoy, Mustafa Zammouri es reconocido como el primer explorador africano del continente americano y el primer marroquí en pisar el suelo del Nuevo Mundo. Su existencia, en la encrucijada de varias civilizaciones, ilustra la complejidad de los intercambios entre África, Europa y los pueblos indígenas del siglo XVI. Aunque su nombre sigue siendo desconocido en Marruecos, es celebrado en los Estados Unidos como uno de los pioneros de la exploración del territorio norteamericano
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