Antes de abordar las razones de la abstención de Argelia en la votación de la nueva resolución, es necesario explicar su contenido para eliminar cualquier ambigüedad.
La nueva resolución convirtió la iniciativa de Autonomía en la vía principal de las negociaciones, con la Soberanía Marroquí sobre el Sáhara como punto de partida y la consecución de un acuerdo para poner fin al conflicto como destino.
Esta estrategia disgustó a Argelia, pues anulaba su capacidad de manipular la cuestión de la legitimidad internacional.
Por consiguiente, Argelia hizo todo lo posible por impedir la aprobación de la resolución.
Hasta el último momento del 31 de octubre de 2025, Argelia mantuvo una serie de contactos, en particular con Moscú, Pekín e Islamabad, con la esperanza de que alguno de estos dos países (China o Rusia) vetara el proyecto de resolución redactado por Estados Unidos, que se había convertido en una pesadilla para el régimen argelino.
Sin embargo, ni Rusia ni China vetaron el proyecto de resolución y permitieron que se sometiera a votación.
Cuando se celebró la votación, no votaron en contra, sino que se abstuvieron. Pakistán adoptó la misma postura debido a dos factores clave relacionados con su situación nacional.
El primero es la disputa en curso con India por la región de Cachemira, y el segundo es su compromiso de coordinación con China, que fue su aliado en materia de seguridad durante la guerra con India.
Por lo tanto, el resultado de la votación fue el siguiente:
A favor: 11
Abstenciones: 3
En contra: 0
No participación: 1
Ahora surge la pregunta: ¿Por qué Argelia evitó registrar su posición en una de las tres primeras categorías (a favor, en contra o abstención)?
Si hubiera votado a favor, habría contradicho su apoyo al Frente Polisario y lo habría traicionado directamente desde la tribuna del Consejo de Seguridad.
Si hubiera votado en contra, habría declarado su oposición a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que constituye una prueba de su incumplimiento del texto de la resolución.
La resolución insta oficialmente a Argelia, como parte clave del conflicto, a negociar una solución definitiva al problema del Sáhara Occidental basada en la Autonomía bajo soberanía Marroquí.
Si Argelia se abstuviera, permitiría de facto que la resolución se aprobara sin tomar postura, lo que, en cualquier caso, la obligaría a asistir y participar.
Argelia eludió las consecuencias de esta decisión y optó por la no asistencia, adoptando una actitud de avestruz, como si no viera ni oyera nada.
Sin embargo, esta política de avestruz tiene repercusiones que se volverán en su contra cuando se requieran posiciones firmes y claras. Argelia parece totalmente desprevenida para ello, ya que la nueva resolución ha dejado al descubierto todas sus acciones, y la pretensión de neutralidad en el conflicto del Sáhara Occidental ya no engaña a nadie.
Por lo tanto, Argelia solo tiene dos caminos por delante: o bien cumplir con la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y entablar negociaciones que conduzcan a un acuerdo en el marco de la autonomía bajo la Moberanía Marroquí, o bien abstenerse y enfrentarse a la legitimidad internacional y al Consejo de Seguridad

						
										
				









