Francia ha comenzado a “aplicar” “restricciones” al acceso a Francia “para los dignatarios argelinos”, anunció el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot.
Una medida que se produce tras el atentado de Mulhouse, provocado por un inmigrante clandestino argelino perteneciente a la OQTF, ya encarcelado por apología del terrorismo, catalogado por radicalización terrorista, y al que Argelia se ha negado a acoger en 10 ocasiones.
Sin olvidar la acumulación de litigios, con el encarcelamiento de Boualem Sansal, las restricciones a los productos franceses en Argelia en violación del acuerdo de asociación UE-Argelia, la no expedición de pases consulares, el episodio de los “influencers” clandestinos pro-Tebboune llamando a cometer atentados en Francia, etc.
El gobierno argelino se muestra entre “sorprendido” y “asombrado” tras la sanción francesa y denuncia una “larga lista de provocaciones, intimidaciones y amenazas” que amenazan a Francia con “consecuencias incalculables”.
Argelia expresó su “sorpresa” y su “asombro” tras el anuncio de restricciones de acceso a Francia para dignatarios argelinos, declarando que “no tenía conocimiento” de ellas salvo “dos casos concretos”, uno de los cuales fue motivo de “pesar por parte de las autoridades francesas” y otro para el cual “se envió una solicitud de explicaciones”.
Argelia advierte que “cualquier medida perjudicial para sus intereses será objeto de medidas recíprocas, estrictas e inmediatas” mientras amenaza con “consecuencias incalculables sobre las relaciones argelino-francesas en todas sus dimensiones”.
Argelia denunció posteriormente haberse “convertido en el centro de una disputa política intrafrancesa en la que se permiten todos los deslices políticos”, apuntando como de costumbre a “la extrema derecha, que es la instigadora, la referente y la que da las órdenes
