El proyecto titánico de un túnel submarino que une África con Europa, destinado a conectar España con Marruecos bajo el Estrecho de Gibraltar, se enfrenta a un nuevo obstáculo. Estudios geológicos recientes han puesto de manifiesto condiciones más complejas de lo esperado, amenazando con retrasar la finalización de la infraestructura hasta 2040.
Este túnel de 38 kilómetros, cuyo coste se estima en seis mil millones de libras esterlinas (75 mil millones de dirhams) es una conexión fija durante mucho tiempo rumiada entre los dos continentes. Mientras que el proyecto parecía ganar recientemente en favor, en particular con el alquiler por parte del gobierno español de sismómetros submarinos por 400.000 libras para analizar el subsuelo marino, nuevas dificultades oscurecen el horizonte.
Algunos esperaban una puesta en servicio a tiempo para la Copa Mundial de Fútbol 2030, que España, Marruecos y Portugal organizarán conjuntamente. Pero el descubrimiento de importantes desafíos geológicos podría provocar un retraso de casi una década, según las autoridades españolas.
El proyecto actual prevé una conexión entre Punta Paloma, en el sur de España y Malabata, en el norte de Marruecos, a través de un túnel sumergido hasta 475 metros bajo el mar. Pero el análisis del terreno ha revelado desafíos inesperados. “Las condiciones observadas son mucho más complejas de lo esperado”, reconoció el ministro español de Transporte, Óscar Puente, sin dar más detalles. El gobierno español ha encargado a la empresa Herrenknecht Iberia que estudie la viabilidad de la perforación a través del umbral de Camarinal, el paso submarino más poco profundo que conecta la Península Ibérica con África, situado a unos 26 kilómetros al oeste del Estrecho de Gibraltar.
Si se confirman las dificultades técnicas, este proyecto histórico podría ver su realización retrasada varios años, retrasando aún más una de las mayores obras de infraestructura transcontinental jamás previstas