Marruecos se impone como el primer destino africano que atrae a 17,4 millones de turistas internacionales en 2024, según los datos oficiales confirmados por la Organización de las Naciones Unidas para el Turismo (OMT)
Esta cifra, un 20% más que el año anterior, refleja un notable cambio de preferencias, especialmente entre los británicos, que se están alejando gradualmente de España.
El año pasado, el archipiélago canario y las Islas Baleares fueron escenario de manifestaciones hostiles hacia el turismo de masas, informó la prensa ibérica. Más de 50 000 personas habían marchado para denunciar los efectos nocivos de los visitantes extranjeros, mientras que algunas playas de Mallorca fueron bloqueadas temporalmente para protestar contra el hacinamiento. Un clima considerado preocupante por Steve Heapy, director general de Jet2, quien consideró que estas tensiones podrían “empañar la imagen de la región” y “empujar a los turistas a favorecer destinos como Marruecos y Turquía”.
Si bien España sigue acogiendo un número considerable de turistas británicos (18,8 millones en 2024), la tendencia está cambiando. El auge de Marruecos, en particular, se distingue por una estrategia turística diversificada y tarifas competitivas. Jet2 ha ampliado recientemente su red con la apertura de vuelos a Agadir desde Bournemouth y a Marrakech desde Leeds Bradford, además de las conexiones ya existentes desde otros seis aeropuertos británicos. Incluso las compañías tradicionales siguen esta tendencia: British Airways sirve a Agadir desde abril de 2024.
Marruecos está adaptando su oferta para satisfacer esta creciente demanda. Los nuevos establecimientos construidos se dirigen ahora a una clientela internacional. Marrakech, a pesar del devastador terremoto de 2023, recuperó rápidamente su atractivo turístico. La ciudad aumenta su reputación gastronómica con recientes aperturas a favor de la efervescencia culinaria nacional.
Sin embargo, la afluencia a Marruecos plantea una pregunta crucial: ¿sabrá el país evitar los escollos observados en España? Las autoridades, conscientes de los riesgos de una presión excesiva sobre las infraestructuras, apuestan por el desarrollo turístico sostenible, conciliando la acogida de los visitantes y la preservación del entorno de vida de los habitantes