El estamento militar argelino se tambalea tras un nuevo escándalo que sacude sus cimientos. Según Ferhat Mehenni, presidente de la República de la Cabilia ocupada, en el exilio, confirmó que el general Hassan, uno de los exoficiales más destacados del servicio de inteligencia argelino, había huido de su arresto domiciliario con rumbo desconocido.
Esta situación recuerda la fuga del general Nasser El-Jen hace apenas unas semanas, en medio de un absoluto secretismo oficial que refleja la profunda crisis de la jerarquía militar del país.
El general Hassan, pariente del general Mohamed Mediene, conocido como “Tawfiq”, había estado bajo estrecha vigilancia durante un tiempo debido a conflictos internos entre facciones del régimen militar, antes de lograr escapar de sus guardias en circunstancias misteriosas. Fuentes bien informadas confirmaron que esta fuga podría no ser un incidente aislado, sino que se produce en el contexto de una escalada de tensiones entre altos mandos militares, en particular entre los bandos de Tawfiq y Chengriha, quienes llevan meses intercambiándose acusaciones de conspiración y traición.
Los observadores creen que la desaparición de dos generales de la talla de Nasser el-Jinn y Hassan, dos de los más conocedores de los secretos del sistema de seguridad y las complejas relaciones en su seno, revela una fragilidad sin precedentes dentro del aparato del gobierno militar y una feroz batalla por los puestos que podría presagiar cambios importantes en la estructura del régimen. Algunos analistas sugieren que una facción dentro del ejército podría estar preparando una operación de campo para inclinar la balanza de poder en la capital argelina, en un contexto de pérdida de confianza y crecientes divisiones entre los líderes.
Por otro lado, la región de Cabilia sigue estos acontecimientos con cautela. El movimiento MAK, que aboga por la independencia de la región, ha declarado que lo que le preocupa no son los conflictos entre los generales, sino cualquier acción que garantice la liberación de los presos políticos cabilios y la derogación de las leyes que penalizan las demandas pacíficas de autodeterminación.
El movimiento ha afirmado que su agenda política sigue y que la declaración unilateral de independencia, prevista para el 14 de diciembre de 2025, permanece inalterada, a pesar de la inestabilidad que azota a la Argelia.
La reiterada fuga de generales expone la realidad de un régimen plagado de sospechas y desconfianza, donde se filtran secretos militares al exterior y las disputas internas se convierten en conflictos públicos.
Si bien el régimen guarda silencio ante estos escándalos, crece la preocupación de que estas divisiones puedan provocar un colapso de la seguridad o el colapso de la estructura estatal, en un momento en que el país necesita una auténtica reforma política en lugar de hundirse en un juego de sillas militares en los cuarteles.