El Informe Mundial de Inversiones 2025 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCED), publicado el jueves 19 de junio en Ginebra, destaca una fuerte recuperación de los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia África en 2024, con un aumento global del 75%, alcanzando los 97 mil millones de dólares (alrededor de 944 mil millones de dirhams). Marruecos se destaca en este cuadro continental con un aumento sustancial del 55% en su IED, que totalizó 1.600 millones de dólares (unos 15.600 millones de dirhams), principalmente en los ámbitos de las energías renovables y las infraestructuras.
Egipto, locomotora continental, estimula la recuperación
Este aumento de las inversiones a escala africana se explica en gran medida por un amplio proyecto de financiación internacional en Egipto, centrado en la planificación urbana. Aparte de este elemento excepcional, los flujos hacia el continente siguen aumentando un 12%, alcanzando los 62 mil millones de dólares (alrededor de 603.000 millones de dirhams), es decir, el 4% del total mundial.
Las políticas de incentivo a la inversión siguieron dominando la agenda legislativa africana, representando el 36% de las medidas adoptadas en 2024, mientras que los dispositivos de liberalización representaron una quinta parte de las reformas de inversión tanto en África como en Asia.
Marruecos, Túnez y Namibia acentúan su atractivo energético
En el norte del continente, Marruecos se destaca no solo por el fuerte crecimiento de sus flujos financieros, sino también por su integración en varios proyectos energéticos a gran escala. En particular, el informe enumera siete contratos importantes en el sector de las energías renovables, que representan un total de 17 mil millones de dólares (unos 165 mil millones de dirhams), concentrados en Egipto, Túnez, Marruecos y Namibia.
En el reino, el auge de los proyectos eólicos y solares va acompañado de un renovado interés por las interconexiones eléctricas transfronterizas, mientras que las inversiones en la industria farmacéutica y la agrotransformación, apoyadas por los fondos chinos, se consolidan.
Túnez, por su parte, registra un aumento del 21% en sus IED, por un total de 936 millones de dólares (alrededor de 9.100 millones de dirhams).
Caída de los proyectos en la puesta en marcha, pero la resiliencia del Magreb
Si bien el número total de anuncios de inversión en nuevos proyectos (greenfield) disminuyó un 5% a nivel africano, su valor acumulado cayó un 37%, pasando de 178 a 113 mil millones de dólares (aproximadamente 1.099 mil millones de dirhams). Sin embargo, el Magreb escapa a esta contracción: en el norte de África, estos proyectos han crecido un 12%, representando dos tercios del gasto de capital de todo el continente, con un importe total de 76 mil millones de dólares (unos 738 mil millones de dirhams).
Los sectores de la construcción y los productos metalúrgicos concentran los aumentos más claros. Por otro lado, los proyectos relacionados con la distribución de electricidad y gas se están derrumbando, acusando una caída de 51 mil millones de dólares (unos 495.000 millones de dirhams).
Las tensiones geopolíticas debilitan la confianza de los inversores mundiales
En general, la CNUDAT observa una disminución general de la IED del 11% en 2024, marcando un segundo año consecutivo de descenso. Si bien el volumen mundial aumenta técnicamente un 4% hasta los 1.500 millones de dólares (alrededor de 14 610 millones de dirhams), este aumento se explica principalmente por flujos financieros artificiales que pasan por varias jurisdicciones europeas, sin traducción concreta en la economía real.
“Demasiados ahorros se descartan no por falta de potencial, sino porque el sistema dirige el capital hacia donde es más conveniente, no donde es necesario. Sin embargo, es posible cambiar esto. Si alineamos la inversión pública y privada con los objetivos de desarrollo y restablecemos la confianza, la estabilidad y la previsibilidad volverán”, dijo Rebeca Grynspan, secretaria general de la CNUDA, citada por la prensa.
Las tensiones geopolíticas, la fragmentación comercial y la multiplicación de las políticas industriales nacionales han reforzado las incertidumbres. Este clima impulsa a los grandes grupos a favorecer las estrategias defensivas a corto plazo, en detrimento de los compromisos a largo plazo, especialmente en los sectores vitales para el desarrollo sostenible.
La economía digital, un sector de futuro que sigue excluyendo a la mayoría de los países
Una de las pocas industrias en expansión sigue siendo la economía digital, donde las inversiones aumentaron un 14%, principalmente en la fabricación de componentes electrónicos, servicios digitales e infraestructuras de comunicación. Pero este crecimiento sigue concentrado: solo diez países atraen el 80% de los proyectos.
Los países en desarrollo siguen estando en gran medida excluidos de esta dinámica, obstaculizados por déficits persistentes en materia de infraestructuras, marcos normativos y competencias. La UNCTAD pide una agenda colectiva destinada a atraer inversiones de transformación en la economía digital de los países del Sur, al tiempo que subraya la urgencia de reducir las crecientes desigualdades en la distribución de los flujos mundiales.
La conferencia internacional sobre la financiación del desarrollo, prevista este año en Addis Abeba, deberá, según la organización de la ONU, consagrar reformas ambiciosas de los mecanismos de asignación de capital, con el fin de responder a las colosales necesidades que requiere la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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